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Recientemente se inició la comercialización del Sero Electric y el Quantum, dos autos 100% eléctricos fabricados en Argentina y Bolivia respectivamente. Ambos poseen baterías de litio, las cuales se cargan en casa como se hace con cualquier celular, incluso pueden recorrer hasta 100 kilómetros con una carga de menos de un dólar, lo que equivale no sólo a reducir el gasto económico del cliente, sino disminuir considerablemente el consumo de combustible de origen fósil.
Para haber llegado a este punto de desarrollo, es importante considerar que la industria del litio lleva años instalándose en los tres países latinoamericanos que concentran más del 60% de las reservas mundiales. Chile, Bolivia y Argentina poseen grandes yacimientos y proyectos en marcha vinculados al denominado “oro blanco”. Este mineral ha impulsado durante la última década el desarrollo tecnológico vinculado a las baterías de base limpia, aquellas que se utilizan mundialmente para fabricar componentes eléctricos y electrónicos.
El Sero Electric, desarrollado por completo en la Argentina, ya esta autorizado para transitar por calles y avenidas de ese país. Este denominado citycar (auto de ciudad) de 5,6 caballos de potencia y una velocidad máxima estimada de 45 kilómetros por hora, por el momento, y dada la distancia de desarrollo existente entre el primer mundo de la industria con lo que se puede realizar en la Argentina, el Sero Electric se sitúa dentro del segmento A, que fue ha sido homologado en la categoría L6, para “Vehículos con Circulación Restringida”, ya que sólo podrá hacerlo en calles y avenidas pero no en rutas y autopistas. Así lo marca la patente impresa en color verde, que se diferencia de las letras y números azules de las convencionales.
“Llevamos kilómetros y kilómetros empujando una rueda cuadrada, porque el país no ayuda para nada. Pero aquí estamos, cansados, pero satisfechos porque aquello que se presentó como una posibilidad muy lejana está al alcance de la mano, después de haber superado un camino lleno de pozos, complicadísimo”, afirmó Pablo Naya, quien en 2010 comenzó el proyecto dibujando trazos del diseño del auto eléctrico en una servilleta de papel.
El primer auto eléctrico argentino sale al mercado con dos precios, que se diferencian no por las carrocerías, sino por el material que conforma la batería, que es el alma del auto. La versión con batería fabricada a base de plomo tiene menos autonomía y vida útil y posee un costo de 9.900 dólares. Por su parte, la que se fabrica a base de litio (la que se utiliza casi en todo el mundo y por las principales empresas de la industria vehicular) asciende a 14.600 dólares.
Más allá de la dolarización de los precios, la empresa Sero Electric se encarga de destacar que estos vehículos “tienen un 80 por ciento de componentes de fabricación Argentina”, entre las autopartes que se desarrollan dentro de la misma planta, como las que son compradas a proveedores externos. Es por ello que se ufanan de marcar la tendencia en Sudamérica, pese a que no llegaron a ser los primeros en presentar sus modelos, sino los segundos.
Por su parte, su par boliviano “Quantum” es mucho más barato, ya que oscila entre los 5.000 y 6.000 dólares. Sin embargo, sus partes importadas son mucho más elevadas respecto del vehículo argentino (60%), mientras que sólo el 40% restante se fabrica en Bolivia.
Naya explicó: “El Sero Electric es un producto que no compite con ninguna automotriz, la llamamos movilidad eléctrica low cost, ya que es un vehículo ideal para el transporte en distancias cortas o medias. Vemos un citycar aplicable para el trabajo, traslados dentro de empresas, municipios, correo, delivery, agentes de tránsito, policías, etc. Entendemos que en esos parámetros se presenta como una gran solución de movilidad”.
El Sero Electric sale al mercado en tres carrocerías: sedán, camioneta alta y camioneta baja, con capacidad para transportar sólo dos pasajeros. Por su parte, el cargo alto también fue homologado para transito callejero y puede transportar hasta 50 kilos. La estructura está compuesta por aleaciones de aluminio de alta resistencia, mientras que los puentes de suspensión trasero y delantero están conformados en acero tubular para resistir impactos diversos. Su dirección es mecánica, a la vieja usanza, y como elementos de seguridad exigidos por norma tienen luces, apoya cabezas en los asientos, espejos retrovisores y cinturones de tres puntos. El interior posee un tablero sencillo y la información en el centro del torpedo. Mide tan sólo 2,35 metros de largo, 1,32 de ancho y 1,56 de alto. El peso, con las baterías incorporadas (son cuatro y se sitúan detrás de los asientos) llega a 450 kilos, y sus llantas son de aluminio.
Según los diseñadores del automóvil, las baterías se montan en los asientos. Las celdas que se utilizan son importadas, mientras que el ensamble y la construcción general de la batería la realiza un proveedor argentina