La Transición energética sigue su curso y con ella se vienen abriendo paso las fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER), destacándose entre ellas la solar-fotovoltaica. Por décadas esta solo se pensaba con el deseo, pues sus costos le restaban competitividad frente a las otras fuentes, convencionales y por ello mismo se columbraba como lejano el día en que fuera factible integrarlas a la matriz energética. Los vientos soplan a su favor; si antes se privilegiaba el costo-beneficio a la hora de decidir la suerte de los proyectos de generación de energía eléctrica, ahora prevalece su sostenibilidad, que favorece las FNCER y de contera sus costos de generación han caído dramáticamente.

Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), el costo de generación de energía eléctrica solar-fotovoltaica registró un descenso del 82% entre 2010 y 2019. Lo que más ha contribuido a su abaratamiento es la baja hasta del 90% en los precios de los módulos, a la cual se vino a añadir la reducción de los costos del balance del sistema. Según la misma fuente, el valor en la factura del usuario final cayó el 13% interanual en 2019, tasándose en un precio el kilovatio/hora de US $0.068.

En Colombia, según Celsia, empresa líder en energías renovables, en las subastas de febrero y octubre de 2019, la primera para oferta de energía firme (OEF) con cargo de confiabilidad y la segunda para contratos de compra – venta de largo plazo, el precio promedio de la energía solar-fotovoltaica estimado para 2021 podría ser del orden de los US $0.039 el kilovatio/hora, un 42% menos que en 2019 y un 20% por debajo del que puede ofertar el más eficiente y con más bajo costo de un generador térmico a carbón. Según IRENA, “el 56% del total de la capacidad de generación de energía renovable a escala de servicio público puesta en marcha en 2019, registró costos más bajos que los de la opción más barata a base de combustibles fósiles”¹.

Pese a la pandemia y a la recesión económica que provocó en 2020, la instalación de soluciones de energías renovables, particularmente de las granjas solares-fotovoltaicas, no se detuvo. Sus ventajas, además de la ostensible reducción de costos, entre las cuales se cuentan su modularidad, la facilidad para escalar los proyectos, explican su crecimiento vertiginoso, tanto más en cuanto que se han convertido en la mayor apuesta de los gobiernos, de cara a la reactivación económica y la urgente generación de empleo. Ello, además, va en línea con la recomendación de la Secretaria ejecutiva de la CEPAL Alicia Bárcena, en el sentido que “la recuperación debe ser distinta. Esta vez basada en sectores verdes, con un gran impulso a la sostenibilidad”² y enfatiza que “estas inversiones alentarán la innovación, nuevos negocios y empleos decentes, efectos positivos en la oferta y demanda agregada en las economías de la región, superiores a los de los sectores tradicionales”³

EL POTENCIAL DE ENERGÍA SOLAR-FOTOVOLTAICA

Se sabe que cada hora el astro rey irradia sobre el globo terráqueo energía, calórica y lumínica, suficiente para satisfacer la demanda del mundo entero durante un año completo. Dicho de otra manera, el sol está en capacidad de cubrir las necesidades de energía a nivel global 4.000 veces cada año (¡!). Según la Union of Concerned Scientists, 18 días de irradiación solar sobre el planeta tierra equivalen a la energía de origen fósil acumulada por todas las reservas probadas en el mundo de petróleo, carbón y gas natural sumadas.

Colombia, particularmente, la esquina oceánica de América, como la llamaba el científico colombiano Luis López de Mesa, es privilegiada por la posición geográfica de su territorio, ubicado en la zona ecuatorial, lo cual le permite contar con radiación solar hasta 12 horas al día en varias zonas, lo cual representa un gran potencial, calculado en 42 GW, más del doble de toda la capacidad instalada de generación, para su aprovechamiento para generar energía solar-fotovoltaica. Ello es excepcional, sobre todo que la radiación media en Colombia, que es de 4.5 KWH por metro cuadrado, destacándose la península de La Guajira, en donde se eleva hasta los 6 KWH por metro cuadrado, es muy superior al promedio mundial de 3.9 y el doble de Alemania que, con solo 3.0 – 3.5, es el país con mayor capacidad instalada de energía solar-fotovoltaica en el mundo, llegando a suministrar hasta el 40% de la energía que demandan sus usuarios.

EL GRAN SALTO

Como resultado de las dos subastas del 2019 en las que se asignaron proyectos de generación de energía solar-fotovoltaico, la empresa Enel Green Power, está instalando sendos proyectos en el Municipio de La Loma (Cesar), con una capacidad de generación de 173.2 MW y 86.2 MW, respectivamente, los cuales entrarían a operar a partir del año entrante. Entre parques eólicos y granjas solares foto-voltaicas se están ejecutando 28 proyectos adjudicados y contratados con una capacidad de generación de 2.200 MW, lo cual le permitirá al país dar un salto desde menos del 1% de energía provenientes de estas fuentes alternativas hasta el 12% de participación en la matriz eléctrica.

Al margen de estas dos subastas, se ha venido avanzando en la instalación de varios proyectos de generación de energía solar-fotovoltaica a lo largo y ancho del país, pasando de 50 MW de capacidad de generación a 224.47 MW en un solo año.

Huelga decir que, según el más reciente reporte de la UPME, se cuenta con 221 proyectos registrados con capacidad de generación de 10.683.30 MW, al tiempo que son 135 proyectos los que tienen conexión aprobada con capacidad de generación de 7.564.83 MW, muestra palpable de la gran dinámica de este sector y del apetito por estos proyectos. En estos momentos hay una gran expectativa por el cierre en el mes de octubre de una nueva subasta, con la que se aspira y espera duplicar el éxito de la anterior. De hecho, la UPME y el Ministerio de Minas y Energía estiman que antes del 2030 cerca del 10% del consumo en el país tendrán como fuente de suministro la energía solar-fotovoltaica.

EL SAEB

Un aspecto a tener en consideración es que la inserción de las energías renovables en la matriz energética da lugar a una nueva cadena de valor en la que, dada la intermitencia de su generación, se necesita tener el respaldo de un Sistema de Almacenamiento de energía con Baterías (SAEB) a gran escala, para disponer de la misma durante las horas en las que el sol se oculta y el viento amaina, para ser transportada y distribuida hasta el usuario final. Y a este propósito, se pueden dar dos modalidades: el sistema on grid, en donde la energía generada se conecta con la red de transporte y/o distribución y el sistema off grid, que corresponde a la generación distribuida, la que cuenta con un gran apoyo tanto en la Ley 1715 de 2014 como en la más reciente 2099 de 2021, de Transición Energética.

Es de anotar que la Resolución de la CREG 098 de 2019 definió “los mecanismos para incorporar sistemas de almacenamiento”, también contemplado e incentivado en la Ley 2099 de 2021, el primero de los cuales fue adjudicado por la UPME a la empresa Canadian Solar Energy Colombia, para ser instalado en el Departamento del Atlántico con una capacidad de 50MW. El mismo tendrá por objeto reforzar la red de transmisión regional y así reducir los costos de restricción, marcando un hito muy importante en la marcha de la Transición energética. Por lo demás, en la subasta que está en curso se contempla no sólo los proyectos de generación de energía eólica y solar-fotovoltaica sino que también contempla, por primera vez, ofertas para proveer soluciones de almacenamiento de energía a gran escala.