mercadeo@orvisa.com publicidad@orvisa.com comercial@orvisa.com
Carrera 73 # 63f-55 piso2, Bogotá, Colombia
+(571) 430 9049 - 430 9059 300 233 5326
Gracias a los cambios normativos ocurridos en Colombia en estos últimos años, como es el caso de la ley 1715 del 2014, principal protagonista, y a los constantes avances tecnológicos en el sector Fotovoltaico, el país se encuentra hoy a las puertas de una nueva revolución energética que, si se gestiona adecuadamente, podremos utilizarla como una gran oportunidad para aportar al desarrollo de la Nación.
A partir de estos eventos comenzó a gestarse una tendencia mundial muy fuerte conocida como la Transición Energética, que consiste, fundamentalmente, en modificar la matriz de generación energética del mundo hacia una matriz basada en fuentes con bajas emisiones de carbono. El propósito fundamental es generar un proceso de cambio de la generación con grandes emisiones de carbono y de gases efecto invernadero a una de muy bajas emisiones. O, en otras palabras, reemplazar la generación a partir de energías fósiles (fundamentalmente carbón, petróleo y gas) hacia una generación basada en energías limpias y renovables. Si se analiza la matriz mundial, se observa que la capacidad instalada de generación se basa en energías fósiles en un nivel cercano al 62% al final de 2017. De esta cifra, el 29% corresponde a generación con base en carbón, combustible que produce las mayores emisiones. Las dos economías más grandes del mundo tienen una muy alta participación de la generación energética basada en carbón, toda vez que en estados Unidos esta cifra es del 25% y mucho más crítico el caso de China (la segunda economía del mundo) cuya capacidad instalada con base en carbón supera el 55%. La cifra de Alemania está alrededor del 23%.
Esta situación se convierte en el mayor impulsor de la Transición Energética a nivel mundial y a partir de allí, la mayoría de países del mundo se ha comprometido a impulsar el desarrollo de las energías renovables y no convencionales, con énfasis en la energía solar, eólica, geotérmica, biomasa y la generación hidráulica con pequeñas fuentes. En el COP 21, se colocaron metas concretas de limitación de la emisión de gases efecto invernadero y en esa línea han venido actuando los países en la generación de políticas e instrumentos que impulsen y fortalezcan el proceso de Transición Energética. Este requiere, además de los cambios normativos y regulatorios pertinentes, la creación y promoción de instrumentos de financiación y la creación de un ambiente propicio para la incorporación y el fortalecimiento del cambio tecnológico que conlleva la Transición.
Debemos ser cuidadosos con el riesgo que existe permanentemente de convertir esta oportunidad en una burbuja o una canalización de la inversión económica mal gestionada. Para ello es muy importante conocer nuestras propias necesidades y carencias, junto con la observación y el análisis de lo ocurrido en otros países respecto al sector de las energías limpias y sobre todo el fotovoltaico.
Como factores de impulso a esta revolución podemos destacar dos claramente, el legislativo y normativo que promueve, incentiva y facilita la inversión, construcción y uso de este tipo de instalaciones, creando un marco legal que permita estimular y pluralizar el uso de energías limpias, a través de la exención del IVA y/o aranceles, las reducciones sobre la renta y/o la depreciación acelerada de la inversión (recomendamos leer detalladamente la ley y normas al respecto). Estas medidas han logrado hacer mucho más atractiva la inversión para particulares, entidades públicas, el sector financiero e industrial, así como los de fondos de inversión extranjera enfocados en las energías limpias. Esto y la propia rentabilidad generada por la venta de la energía producida hacen de este tipo de instalaciones un excelente lugar de destino para los distintos tipos de inversión.
Por otra parte, podemos afirmar que el otro factor de impulso para esta revolución, es el hecho de que la energía fotovoltaica ya es una tecnología en muchos aspectos madura, que ha superado la prueba del tiempo como una fuente de energía útil, confiable y segura dentro de sus propias características (depende de la radiación solar). Además, ha logrado abaratar, año tras año, el valor y costo de los equipos e instalaciones debido a la constante inversión en I+D+I, haciendo éstas, no sólo cada vez más baratas sino también más rentables. Se han logrado avances, por ejemplo, en la fabricación de paneles fotovoltaicos, que cada vez se construyen de forma más económica, al tiempo que permiten reducir el costo por vatio de los paneles, a la vez que logran que estos sean más eficientes, produciendo una mayor cantidad deenergía, aunque su tamaño sea el mismo. Igualmente se está consiguiendo que las fábricas de equipos inversores estén logrando que las conexiones entre lo equipos de conversión DC/AC y los paneles, sean cada vez más eficientes, permitiendo una mejor gestión y optimización de la energía producida con la misma potencia instalada, sin dejar de lado la operación, monitoreo y gestión de las instalaciones, por medio de equipos y software, lo cual reduce los gastos en operación y mantenimiento.
Al mismo tiempo, cuando las instalaciones fotovoltaicas interactúan, con la red eléctrica, con otras fuentes distintas de generación y los propios consumidores, se obtiene una mejor gestión de los picos de energía fotovoltaica generada y se reduce en un buen porcentaje los gastos en operación y mantenimiento. Ante este ambiente propicio para estructurar, invertir, diseñar, instalar, operar y mantener instalaciones fotovoltaicas, debemos tener muy presente lo ocurrido en otros países que ya pasaron por situaciones similares a lo que está ocurriendo en este momento enColombia y de los cuales podemos sacar valiosas lecciones. Lo primero es entender que la energía fotovoltaica no es la solución final a la demanda energética del mundo actual, ni una ruptura inmediata de la utilización de energías contaminantes por energías limpias. La energía fotovoltaica es en la actualidad una de las mejores opciones para generar energía limpia en sistemas y redes interconectadas con fuentes de generación de distinto tipo, y si bien, aún en estas redes existen todavía sistemas de generación que contaminan, se debe buscar que cada vez sea menor su utilización y éstos sean remplazados, en lo posible, por distintas fuentes de generación limpia. Es decir, en el futuro, la energía fotovoltaica será una parte integral y fundamental de la red de energía de una ciudad o un país que llegará a trabajar de forma conjunta con otras tecnologías de generación limpias, como la eólica, termo solar, geotérmica, etc., hasta lograr garantizar la solución a una demanda energética de 24 horas y 365 días al año de una forma 100% limpia con el medio ambiente.
En segundo lugar, se deben comprender las necesidades energéticas de las viviendas, edificios, comercios, fábricas, ciudades e infraestructuras, a las cuales se pretende energizar, desarrollando reglamentos y normas que fomenten e impulsen la construcción de instalaciones fotovoltaicas de forma escalonada y ordenada; esto, con el fin de procurar que las inversiones se realicen, dando solución a necesidades reales y no a necesidades ficticias, donde las construcciones se realicen buscando justificar grandes inversiones, debido al clima propicio que el sector está generando para tal fin.
Lo anterior, sin tener en cuenta la demanda real y viabilidad económica a largo plazo, tal como ocurrió en España, en donde, al principio, el estado promovió el uso de energías limpias subvencionando el valor del Kw/h producido para que pudiera competir y tener incluso mejores condiciones que las energías tradicionales. Sin embargo, no se tuvo en cuenta que, una vez desaparecidas las subvenciones, muchas instalaciones dejaron de ser económicamente rentables. Estas nuevas instalaciones se deben hacer buscando un objetivo común para evitar que en el futuro se deban imponer leyes o políticas que lastren la inversión y uso de estas tecnologías.
Por ejemplo, si un municipio quiere incentivar el uso de energías limpias en todas las viviendas, nuevas y antiguas, no se debería promoverla instalación de paneles de forma descontrolada en cualquier tejado y cubierta, pues al cabo de un tiempo, lo normal es que se generen picos de producción de energía que superen la demanda haciendo que a largo plazo muchos pequeños sistemas fotovoltaicos no puedan volcar a la red, o sufran de restricciones. Si, por el contrario, el municipio, incentiva realizar instalaciones donde prime el autoconsumo antes que la propia producción, volcando a la red los excedentes producidos, se puede tener una red de energía eficiente y robusta ante situaciones y cambios medioambientales, al no tener que depender de una o pocas fuentes de generación, tal como ocurre en muchos lugares de Colombia en la actualidad.
En tercer lugar, se debe buscar que la rentabilidad económica de cada instalación se adecúe a las necesidades de cada usuario que la construya o demande; para ello es importante que los actores principales, tales como instituciones y organismos públicos, bancos, las empresas diseñadoras y constructoras, etc., desarrollen espacios de comunicación y capacitación para que las personas y empresas conozcan estas nuevas tecnologías y oportunidades con las cuales es posible, desde reducir el precio de la factura eléctrica, abaratar la producción de bienes y/o servicios, hasta mejorar las condiciones de vida en zonas no interconectadas o de difícil acceso; buscando siempre que este nuevo y pujante sector sea un importante aliado en la modernización que tanto busca el país para ser un actor global en este siglo XXI.
*Sebastián Bernal Pedraza:
Director de planificación y logística ALR GROUP
*Harrison Espitia Espitia: Director de Proyectos e I+D ALR GROUP. ALR GROUP:
es una empresa especializada en el diseño, construcción y operación de sistemas de generación con fuentes de energías renovables y eficiencia energética.”
Mar 23, 2019 Ediciones Anteriores