Las baterías a escala de servicios públicos pueden permitir, por ejemplo, una mayor generación de renovables a los sistemas no interconectados de todo el mundo, almacenando el exceso de generación y fijando la producción de energía renovable. Asimismo, cuando se combinan con generación renovable, ayudan a proporcionar energía más barata en redes aisladas a comunidades no conectadas a la red, que de otro modo dependerían de caros y contaminantes combustibles fósiles, como el diésel.
Estos sistemas de almacenamiento se están desplegando, en países como Alemania, Australia, Estados Unidos, Japón, Reino Unido así como otros países europeos. Uno de los sistemas más grandes en términos de capacidad es el denominado proyecto de Tesla de almacenamiento en baterías de iones de litio de 100 MW / 129 MWh en el parque eólico de Hornsdale, en Australia. En el estado de Nueva York (EEUU), otro proyecto utiliza un sistema de almacenamiento de baterías de 4 MW / 40 MWh demostrando que su uso permite al operador reducir en casi 400 horas la congestión en la red eléctrica y ahorrar hasta dos millones de dólares en costos de combustible.
Varias comunidades fuera de la red han invertido también en el almacenamiento de baterías a gran escala para equilibrar la red y almacenar el exceso de energía renovable. Dos ejemplos los encontramos en Hawai y Martinica. En Hawai, se han instalado casi 130 MWh con sistemas de almacenamiento para proporcionar servicios asociados a la generación con solar y eólica. A escala más pequeña, la producción de una planta solar fotovoltaica en Martinica se apoya en una unidad de almacenamiento de energía de 2 MWh, lo que garantiza que la electricidad se inyecta en la red a un ritmo constante, evitando la necesidad de generación de reserva.
Desde la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA por sus siglas en inglés) se afirma que los sistemas a escala de servicios públicos dominan en la actualidad el almacenamiento de energía, pero para 2030 se espera que el almacenamiento a pequeña escala aumente significativamente, complementando los otros sistemas. En el caso de los mercados emergentes, la agencia señala que el despliegue de almacenamiento de energía aumentará a un ritmo anual superior al 40% hasta 2025.
La agencia indica que la instalación de baterías detrás del medidor (BTM), que se conectan con el objetivo principal de ahorrar en la factura de electricidad, está aumentando gracias a la disminución de los costos de producción gracias al desarrollo que se ha experimentado impulsado por vehículos eléctricos e híbridos enchufables, junto con el despliegue de la generación distribuida de energía renovable y las redes inteligentes.
En Alemania, por ejemplo, el 40% de las aplicaciones fotovoltaicas recientes se han instalado con baterías BTM. Australia propone alcanzar un millón de instalaciones de baterías BTM para 2025, con 21.000 sistemas instalados para 2017.
En general, la capacidad total de las baterías en aplicaciones estacionarias podría aumentar de una estimación actual de 11 GWh a entre 180 y 420 GWh (un incremento de 17 a 38 veces), concluye la agencia.
Fuente: IRENA
