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El 2 de octubre de 2019, una red de defensores, empresas, agencias gubernamentales, empresas de servicios públicos y otros mostrarán los beneficios de la eficiencia durante el cuarto Día anual de Eficiencia Energética.

Este evento anual tiene como objetivo sensibilizar al público. Es posible que muchas personas no se den cuenta de que la eficiencia energética es una de las mejores formas de abordar el cambio climático. De hecho, con una acción sólida, la investigación muestra que la eficiencia puede llevar a Estados Unidos a la mitad de sus objetivos climáticos. Además, ahorra dinero, crea empleos, limpia el aire que respiramos y disfruta del apoyo bipartidista.

El año pasado, más de 350 organizaciones, empresas, empresas de servicios públicos y gobiernos locales se suscribieron como partidarios, y 59 ciudades, condados, estados y universidades se unieron al Senado de los Estados Unidos para emitir proclamas. Queremos construir sobre ese registro.

Fuente: ACEEE

En esta edición de la revista Mundo Eléctrico nos hemos centrado en la iluminación y la eficiencia energética.

Con relación al tema de eficiencia energética, en esta ocasión analizamos, tanto el panorama mundial como el de América Latina, el Caribe y el de Colombia. Para ello nos basamos en la cuarta edición del informe del Consejo Americano de Economía para la Eficiencia Energética, relacionado con la Clasificación Internacional que examina las políticas de eficiencia y el desempeño de 25 de los países del mundo que más consumen energía; este consumo representa el 78% de toda la energía consumida en el planeta y más del 80% del producto interno bruto del mundo. De este informe es de destacar el liderato que ejercen, Alemania, Italia, Francia y Japón, con base en su compromiso con la eficiencia energética, compromisos derivados fundamentalmente del Acuerdo de París, enfocados en la disminución del consumo de energía y la reducción de gases efecto invernadero; también a la implementación de políticas de gobierno que estimulan el ahorro de energía y el uso de tecnologías limpias.

De este informe también llama la atención la notable caída de los Estados Unidos al décimo lugar de la clasificación, con respecto a la de 2016, donde se había ubicado en el octavo puesto. Esta caída es preocupante y refleja las políticas del actual gobierno donde los temas de eficiencia energética, cambio climático, y protección del medio ambiente, parecen no ser de gran relevancia. También es de destacar que países como los Emiratos Árabes Unidos, Tailandia, Sudáfrica y Arabia Saudita, ubicados en el último puesto del ranking, están obligados a reforzar su compromiso en las políticas de eficiencia energética.

Para revisar el panorama en América Latina y el Caribe nos hemos basado en el más reciente informe publicado por la OLADE, CEPAL y el BID, el cual sugiere que si bien la eficiencia energética no es un tema árido en la región, no se ha desarrollado con la importancia y la prioridad adecuadas; incluso, aunque en algunas etapas se ha manejado con cierta relevancia, ha venido perdiendo Impacto en los últimos años.

En varios países de la región existen políticas gubernamentales de Eficiencia Energética, estas deben ir “más allá del papel”. De hecho, hay países que no cuentan con políticas oficiales de eficiencia energética pero si han desarrollado actividades y gestiones interesantes con respecto a este tema; estructurando proyectos concretos y exitosos. Otros, por el contrario, aunque cuentan con políticas, leyes, o reglamentación, han ido relegando el tema a un segundo o tercer plano, haciéndole perder importancia.

El informe sugiere que la eficiencia energética es un tema que se debe fortalecer en la región pero para que sea de impacto debe integrar varios aspectos y sectores: público, empresarial, residencial, industrial, tecnológico, transporte, construcción, etc.

Para nuestro caso, efectivamente en Colombia existe un interés en la Eficiencia Energética, pero al igual que para el caso latinoamericano, para que esta política sea en realidad provechosa debe integrar varios aspectos, como el establecimiento de indicadores energéticos, una cultura energética la promoción de la transformación energética, una proyección hacia la energía sostenible, la diversificación de la matriz energética y el uso de las energías renovables entre otros aspectos.

Dentro del marco de la Eficiencia Energética, hemos desarrollado otro tema central en esta edición del Mundo Eléctrico: la Iluminación, el cual está integrado en el primero y hace parte importante del ya mencionado.

Los estudios, tanto en Colombia como en el mundo, indican que el uso cada vez más frecuente de tecnologías LED, corresponde a la aplicación de políticas energéticas en todo el planeta, así como el enfoque del mercado global, que busca ofrecer sistemas de iluminación de excelente calidad con ahorros eficientes y a precios asequibles para los usuarios finales.

La acogida de la tecnología LED obedece a qué representa ahorros entre el 40% y el 80% menos del de las luminarias tradicionales y cada vez se vienen ofreciendo a precios más competitivos.

Sin embargo, para el caso colombiano, aunque esta tecnología ha tenido cierta acogida, todavía falta un largo camino por recorrer, pues su implementación en el uso Residencial es de un escaso 6,2% y de un 9% en los sectores comercial y público. Esto evidencia una resistencia a la transición energética basada en tecnologías limpias modernas y de mayor eficacia.

En esta oportunidad, dedicamos la edición de Mundo Eléctrico al tema de “Eficiencia Energética”, el cual es un concepto relativamente nuevo, que se desarrolló inicialmente, en Estados Unidos y Europa y se extendió, posteriormente, al resto del mundo.

Hacia los años 70, la Eficiencia Energética prácticamente era un concepto inexistente. El escaso monitoreo del consumo de energía que se implementaba en unas pocas industrias, era muy precario y no tenían en cuenta factores como el clima, el mantenimiento o la producción.

En los años 80, surgieron conceptos como la “conservación de la energía” y los “modelos de gestión eficaz”, coincidiendo con el vertiginoso desarrollo de los computadores; esto permitió establecer un monitoreo mucho más riguroso, además de tener en cuenta mayores factores que le apuntarán a la futura política de “Eficiencia Energética”.

Ya para el inicio del nuevo milenio se empezaron a evidenciar los graves problemas ambientales en todo el Planeta y efectivamente fue en la primera década del siglo XXI cuando se encendieron las alarmas por la urgencia de reducir el uso indiscriminado del carbono, principal responsable del calentamiento global y del cambio climático.

La entrada en vigor del Protocolo de Kioto (febrero de 2005) fue el hecho que marcó un antes y un después en asumir con seriedad el impacto del cambio climático en el Planeta; a este hecho, se sumaron otros factores como el aumento de los precios de la energía, y el alza de los precios del petróleo, los cuales contribuyeron, por primera vez, a generar conciencia en los sectores productivos, encaminándolos a establecer compromisos en la reducción del consumo de energía.

Pero solamente fue hasta el año 2010 cuando en realidad se empezó a hablar de una política de “Eficiencia Energética” en el mundo; de allí en adelante se han venido desarrollando una serie de acciones más formales y estructuradas que han permitido posicionar el concepto, dándole el lugar que le corresponde. A la par, han tomado fuerza las energías limpias, ganando cada vez mayor protagonismo en los planes de expansión de generación de los países desarrollados, sirviendo como modelo para las naciones en vía de desarrollo.

Así, esta práctica de la “Eficiencia Energética”, cuyo propósito es reducir el consumo de energía, utilizándola racionalmente, y “produciendo más con menos”, es el tema apropiado para clausurar con broche de oro este calendario editorial de Mundo Eléctrico 2018; consideramos que este concepto globaliza y recalca las temáticas abordadas en las ediciones desarrolladas por la publicación en este año, enfocadas a las “Energías Renovables”, el “Mantenimiento” y la “Energía Solar”, temas que, por supuesto seguirán siendo protagonistas de nuestras páginas en las próximas ediciones.

En el II Congreso Empresarial de Eficiencia Energética de la ANDI, que tuvo lugar en la Feria Internacional de Bogotá, la CAEM presentó el balance del programa NAMA Industria:

Al Pensar en Eficiencia Energética, el enfoque es la disminución del consumo de los energéticos que nos permiten mejorar los costos de producción. Y cuando me refiero a mejorar costos de producción, además de pensar en los costos del producto terminado de los sectores industrial y comercial, es necesario incluir en este espacio la producción de confort de la demanda residencial del país, que es por lo menos el 70% de la demanda eléctrica de Colombia.

Sin embargo, el análisis hay que hacerlo más amplio. La fórmula del costo de los energéticos se compone de manera general por el consumo del energético (Q) y la tarifa de ese energético (P), por lo que al pensar en ser eficientes debemos enfocarnos tanto en la disminución del consumo, como en tener acceso a tarifas que nos permitan lograr el objetivo de la reducción de los costos de producción para ser competitivos en un mercado global, dado que el costo final resulta de multiplicar (Q) por (P).

Mejorar la Eficiencia Energética de un sistema tan complejo como lo es el Sistema Interconectado Nacional de Colombia (S.I.N.) “compuesto por un gran número de activos físicos conectados a lo largo y ancho del país, el cual agrupa las máquinas que generan la energía eléctrica desde diversas fuentes, tamaños y configuraciones; las líneas de transmisión que la transportan a diferentes distancias y niveles de tensión; las subestaciones que transforman la energía a voltajes de distribución regional o local; y finalmente la red de distribución que llega al usuario final en el extremo opuesto de esta cadena de la energía” no es una tarea fácil ni barata. De hecho, hay un cargo en el costo unitario de la tarifa de energía eléctrica que se refiere a las pérdidas técnicas del sistema, entendiendo que para mantener operativo de manera óptima todo el SIN, la sumatoria de todo lo que producen los generadores de energía siempre es mayor a todo lo que se consume la demanda del país debido a que todos los activos conectados necesitan un poco de esa energía para su funcionamiento. Estas pérdidas técnicas las paga el usuario final a prorrata de su demanda de energía eléctrica.

No obstante, al ser el SIN un sistema multidinámico donde todos los activos necesitan mantenimiento, en algunos casos reposición y en otros casos expansión, existe precisamente un Plan de Expansión en Referencia a la Generación y Transmisión del país, el cual es planeado anualmente para alcanzar el sistema integrado de generación y transmisión al que queremos llegar en un horizonte de 14, con el que se garantice tanto el acceso al sistema del crecimiento vegetativo de la demanda, como la reducción de las Restricciones del sistema como tal. En este Plan de Expansión quedan registradas todas las obras necesarias para garantizar la integración de la cadena de energía hasta el usuario final y la inversión que se debe realizar es del orden de los 500 millones de dólares. En otras palabras, para llegar a un sistema integrado ideal de la Generación y la Transmisión con los usuarios finales debemos pagar esa cantidad de dinero en un horizonte de 14 años. 

Sin embargo, la realidad es otra. A pesar de los esfuerzos de los agentes para que sus proyectos se ejecuten a tiempo, existen factores como las convocatorias que quedan desiertas, la desintegración de algunas entidades que otorgan los permisos de construcción de las obras y esto causa que los tiempos planeados no se cumplan o en el peor de los casos, que los proyectos ni siquiera se puedan construir. Por otro lado, a medida que los proyectos de transmisión van entrando al sistema el usuario final empieza a remunerar las inversiones de los agentes que construyen los proyectos. Por ello, en los últimos 4 años, el costo del cargo de la Transmisión del SIN se ha incrementado en más del 50%.

Peor aún es el análisis del cargo de Restricciones, el cual en resumen es un sobrecosto que paga el usuario final para balancear la ineficiencia del SIN, el cual se traduce en poner a generar unidades más costosas (desplazando generación más económica) para mitigar el impacto de no haber ejecutado los proyectos de Transmisión a nivel regional o local, tal como fueron planeados. Este sobrecosto fue en 2017 aproximadamente 490 millones de dólares, es decir, los usuarios de energía en Colombia pagamos en 2017 un sobrecosto por Restricciones equivalente a construir el sistema de transmisión al cual queremos llegar en los próximos 14 años. Lo más escandaloso es que el costo de restricciones se ha incrementado en los últimos 4 años en más del 700% con muy poca intervención de las entidades que deben controlar estos costos. La demanda de energía del país está pagando el sobrecosto exagerado del balance del sistema y no hay soluciones en el corto plazo que mitiguen este flagelo en que se han convertido las Restricciones, siendo uno de los peores problemas del sector eléctrico en Colombia en la actualidad.

Las soluciones a este problema son variadas, complejas y deben enfocarse a  enfrentar de manera directa las causas que originan el sobrecosto en que se está incurriendo en el SIN, tales como:

 

  • Revisar las variables que justifican que el sobrecosto se materialice.
  • Empujar y priorizar la ejecución de varios proyectos identificados que eviten, se siga incrementando el sobrecosto.
  • Revisar reformas en la regulación que permitan conectar, en el muy corto plazo, equipos probados desde hace mucho tiempo en otros sistemas para mitigar, de manera inmediata, el sobrecosto de prender unidades ineficientes económicamente para el sistema.
  • Integrar las agencias que otorgan los permisos, ministerios y entidades de supervisión y control, con los organismos que planean la ejecución de los proyectos de expansión, para que su construcción sea más ágil y podamos tener una tarifa más eficiente que nos permita volver a ser competitivos, pues el esfuerzo que hacemos en disminuir el consumo de energéticos se pierde por el sobrecosto de pagar la ineficiencia del SIN.

 

*Jose Ramón Mercado Ricardo
Ingeniero Electricista, Especialista en Sistemas de Transmisión y Distribución de la Energía. Máster en Arquitectura de Redes de Distribución. Catedrático, con 24 años de experiencia en el sector eléctrico colombiano en empresas Generadoras, Transmisoras, Distribuidoras y Comercializadoras de Energía Eléctrica y Gas Natural. Vicepresidente de la Cámara de Grandes Consumidores de Energía y Gas de la ANDI, Miembro del Consejo Directivo de ASOENERGÍA. Miembro en representación de la Demanda de Energía de Colombia ante el Comité Asesor de Planeamiento de la Transmisión de la UPME (CAPT) desde 2011. Actualmente se desempeña como Director de Energía y Gas de Cerro Matoso.

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