China ha lanzado un ambicioso proyecto para perforar un pozo de aproximadamente 15 kilómetros de profundidad con el objetivo de buscar “nuevas fuentes de energía”. Este innovador programa, tiene como objetivo la construcción de una plataforma de perforación inteligente, diseñada para soportar temperaturas y presiones extremas en el interior de la Tierra.
Según la agencia de noticias Xinhua, la Academia China de Ciencias Geológicas supervisará este “Megaproyecto Nacional de Ciencia y Tecnología de la Tierra Profunda, una estrategia con visión de futuro que se alinea con las fronteras científicas globales al tiempo que garantiza la seguridad nacional de la energía y los recursos.” El objetivo, además de desarrollar la plataforma, es "generar descubrimientos científicos originales, emblemáticos y de vanguardia lo antes posible", afirman científicos que están a la cabeza del proyecto. De igual manera, se ha informado que existen varios grupos de investigación que se encuentran desarrollando otros tipos de tecnología para mejorar el perforador. Uno de los equipos a nivel mundial es Quaise, una empresa norteamericana fundada por científicos del MIT que busca llegar a los 20 kilómetros usando una mezcla de técnicas tradicionales para un primer tramo y un cañón de plasma que será el encargado de taladrar los pozos evaporando roca a su paso. A tan descomunal profundidad, el calor de la Tierra puede convertir agua en vapor de agua en estado y con ello mover turbinas y obtener electricidad virtualmente infinita en cualquier parte del globo.
La Academia China de Ciencias Geológicas no ha sido puntual en cuanto a qué se refiere con la “búsqueda de nuevas fuentes de energía”. Por ahora, lo único concreto es que la agencia de noticias china ha mencionado que el equipo de perforación extrema que se está desarrollando será “parte de una estrategia nacional para garantizar la seguridad energética de China y aumentar la extracción de hidrocarburos”.
Según Pekín, las reservas de petróleo y gas atrapadas a grandes profundidades representan aproximadamente el 34% del total en el suelo chino y se encuentran concentradas en regiones como la cuenca de Tarim y Sichuan. Hasta ahora, el país asiático ha perforado hasta los 11.000 metros en Xinjiang. Éste es el segundo pozo más profundo del mundo después del Z-44 Chayvo en Rusia, que alcanza los 15.000 metros. Más allá del petróleo y el gas, sin embargo, la perforación ultraprofunda que quiere desarrollar China abre el camino a acceder al calor interno de la Tierra desde cualquier parte del país asiático o en cualquier parte del mundo para obtener energía infinita, barata y no contaminante.
La perforación ultra profunda conlleva enormes desafíos técnicos. A 10.000 metros, las temperaturas superan los 260 °C y las presiones exceden los 1.100 megapascales. Estas condiciones vaporizan los taladros convencionales. Además, según la Jilin University, los principales problemas a resolver serían cómo estabilizar la presión y evitar colapsos en el pozo. Quaise haría esto gracias a las características del cañón de plasma, que haría que la roca se solificase en el pozo.
De igual manera, se debe encontrar la manera de automatizar los taladros a más de 10 kilómetros de profundidad y extraer material a grandes profundidades, usando elementos capaces de soportar temperaturas extremas. Hasta el momento, se desconoce el tipo de tecnología concreta que tienen en mente pero, dadas las limitaciones de los equipos mecánicos y los materiales actuales, no sería extraño descubrir que China copiase la idea del cañón de plasma de Quise.
La startup Quaise Energy planea perforar hasta 20 kilómetros para usar la energía geotérmica en cualquier parte, no sólo en lugares con actividad volcánica como Islandia. Quaise está desarrollando el uso un girotrón, el cual es un dispositivo que emite haces de microondas capaces de fundir la roca sin contacto físico. Paul Woskov, investigador del MIT y cofundador de Quaise, desarrolló este método basado en tecnología de fusión nuclear. Un estudio científico independiente publicado en Nature demostró que la idea funciona. El cañón de Quaise permitiría construir un pozo de paredes sólidas en el que introducir agua para extraer vapor supercrítico, un fluido con una capacidad de transporte energético hasta diez veces mayor que los sistemas geotérmicos actuales. Según el estudio de la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL) es posible generar fracturas en rocas a temperaturas superiores a los 375 °C, permitiendo la circulación de fluidos en la corteza terrestre. "La transición de frágil a dúctil no impide la circulación de fluidos en la corteza terrestre", explicó en su día Marie Violay, directora del estudio.
La carrera tecnológica más importante
El potencial de esta tecnología es enorme. Según Geoffrey Garrison, vicepresidente de operaciones de Quaise, los nuevos hallazgos apuntan a que la geotermia profunda podría ser "mucho más rentable" que los métodos actuales. Peter Massie, director de la Oficina de Energía Geotérmica del Cascade Institute, afirma que el estudio es "un hallazgo emocionante", ya que "un sistema geotérmico ultraprofundo podría aumentar significativamente la producción de energía" del planeta. La joven compañía norteamericana planea construir su primera planta piloto en los próximos años, financiada por Mitsubishi y otros inversores. Su director ejecutivo, Carlos Araque, sostiene que la geotermia profunda podría proporcionar energía a gran escala "de una manera mucho más rápida y efectiva que la fusión nuclear, que aún está lejos de ser una realidad viable". Si China finalmente aplica este nuevo proyecto de investigación a la obtención de un sistema de geotermia extrema en el futuro —como es razonable que sea— Pekín podría posicionarse más como líder en una carrera tecnológica. Pero la clave aquí es que, independientemente de otras tecnologías, quien primero obtenga acceso a energía ilimitada como la geotermia profunda o la fusión nuclear, ganará la partida por el control del planeta.