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En el marco del 7º Encuentro y Feria Renovables Latam, celebrado del 17 al 19 de abril en la ciudad de Barranquilla, quedó claro que el Sector eléctrico de Colombia tiene grandes expectativas en la generación de energía basada en tecnologías limpias. Sin embargo, aunque la esperanza se centra en un futuro energético tendiente a la carbono-neutralidad, también es innegable que los esfuerzos adelantados hasta el momento, son muy valiosos pero insuficientes.
Acciones del Gobierno siguen en el ojo del huracán
por falta de rigor técnico
Un llamado de atención para actuar con mayor anticipación
La industria eólica mundial instaló un récord de 117 GW de nueva capacidad en 2023, lo que lo convierte en el mejor año de la historia para este tipo de energía. A pesar de un entorno político y macroeconómico turbulento, la industria eólica está entrando en una nueva era de crecimiento acelerado, impulsado por una mayor ambición política, manifestada en la histórica adopción en la COP28 de un objetivo de triplicar la energía renovable para 2030.
El informe “Global Wind Report 2024” destaca el creciente impulso del desarrollo de la energía eólica en todo el mundo. Las instalaciones totales de 117GW en 2023 representan un aumento interanual del 50% respecto a 2022.
2023 fue un año de crecimiento global continuo: 54 países que representan a todos los continentes implementaron nuevos proyectos de energía eólica.
Global Wind Energy Council GWEC proyecta un crecimiento para 2024-2030 (1210 GW) de un 10 %, en respuesta al establecimiento de políticas industriales nacionales en las principales economías, cobrando impulso en la energía eólica marina y un crecimiento prometedor entre los mercados emergentes y las economías en desarrollo.
Fuente: Global Wind Energy Council
La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) otorgó licencia ambiental a la línea de transmisión eléctrica a 230 kilovoltios, que atraviesa los municipios de Honda y Armero Guayabal en el departamento de Tolima y Guaduas en el departamento de Cundinamarca, que permitirá la conexión del Parque Solar Puerta de Oro.
El proyecto de la compañía PARQUE SOLAR PUERTA DE ORO S.A.S. tiene como objetivo transportar 300 MW de energía eléctrica generada en el parque Solar Puerta de Oro, licenciado mediante Resolución 1903 del 7 de septiembre de 2022.
Este proyecto contribuye a la transición energética dado que permitirá fortalecer el Sistema Interconectado Nacional (SIN) a partir del aprovechamiento de fuentes no convencionales de energía renovable, en este caso del Parque Solar Puerta de Oro, al entregarlo a la Subestación existente San Felipe, en el municipio de Armero Guayabal en el departamento del Tolima.
Con esta ya son 15 las líneas de transmisión relacionadas con proyectos de Fuentes No Convencionales de Energía Renovables (FNCER) que han sido viabilizadas ambientalmente por la ANLA, lo que reafirma el compromiso de esta Autoridad con la transición energética y el desarrollo sostenible del país.
Fuente: ANLA
En el Mar del Norte, a 45 kilómetros de las costas belgas, se construye Princesa Isabel, la primera isla energética del mundo marcando un hito en la transición hacia energías renovables. Con una superficie de 6 hectáreas, esta isla se convertirá en el epicentro que concentrará y transformará la electricidad generada por numerosos parques eólicos marinos antes de llevarla a tierra firme. Una iniciativa pionera que podría definir el futuro de las subestaciones eólicas marinas.
La construcción, liderada por el operador belga del sistema de transmisión eléctrica, ELIA, contempla la formación de la isla mediante 23 cajones de hormigón que delimitarán su derecho de paso.
Se estima que las obras concluyan en el verano de 2026, mientras que todas las conexiones con parques eólicos y el continente deberían finalizar en 2030. Este proyecto representa un gran avance en la transición hacia energías renovables, marcando un hito crucial en la lucha contra el cambio climático.
El Mar del Norte Belga, con Princesa Isabel como su epicentro energético, contribuirá significativamente a los objetivos de la Unión Europea, con miras a alcanzar los 300 GW de capacidad eólica marina para 2050.
Fuente: Review Energy
Como administradores de la subasta de asignación de Obligaciones de Energía Firme, OEF, efectuada el pasado 15 de febrero de 2024, para el período comprendido entre el 1° de diciembre de 2027 y el 30 de noviembre de 2028, informamos los resultados de la certificación de OEF, expedidos por XM el 11 de abril de 2024, a los participantes que cumplieron con el requisito de presentación de garantías y/o contratos de combustibles para respaldar las obligaciones adquiridas.
La totalidad de las 80 plantas con asignación de OEF en la subasta para el período 2027-2028 recibieron la certificación de la asignación. Lo anterior permite que se mantenga el total de obligaciones de energía firme asignadas en la subasta del pasado 15 de febrero, que fue de 156.2 GWh-día, las cuales se suman a las OEF por 88.29 GWh-día asignadas previamente, para un total de 244.49 GWh-día comprometidas para la vigencia 2027 – 2028.
De las 80 plantas asignadas, 27 son nuevas, 6 están en construcción y 47 son plantas existentes. De las 33 plantas nuevas y en construcción, 3 son térmicas y 30 son solares; de las 47 plantas existentes, 24 son hidráulicas y 23 son térmicas.
Fuente XM
Este es el detonante de un riesgo latente de un racionamiento del servicio de energía como ya se empieza a dar en la prestación del servicio de agua potable, empezando por la Capital. Riesgo este que se ha visto exacerbado por la falta de previsión y la improvisación por parte del Ministerio de Minas y Energía, que no ha sido capaz siquiera de poner a funcionar, como se requiere, sobre todo en las actuales circunstancias, a la CREG, que es la entidad regulatoria del sector.
Para esta edición de Mundo Eléctrico, la cual ya se ha vuelto tradicional anualmente sobre las Energías Renovables, varias son las reflexiones que nos deja la investigación y el contenido editorial que publicamos en esta oportunidad.
Definitivamente, la primera gran conclusión es que efectivamente el futuro energético, tanto de Colombia como del mundo, está en las energías renovables, es innegable, siempre y cuando haya garantías.
El compromiso es mitigar los efectos del cambio climático que cada día se hacen más evidentes y se testimonian en el rigor de los desastres ocasionados por los fenómenos naturales. Estamos frente a un Planeta cada vez más ardiente, donde las temperaturas tienden a aumentar, tornados, tsunamis, ciclones, inundaciones, avalanchas, terremotos, migración de especies, sequías incontrolables, etc., los hechos hablan por sí solos. Este panorama con tendencia a acentuarse en las próximas décadas y siglos, es el que ha llevado a las naciones del globo terráqueo a plantearse soluciones “en serio y en serie” para tratar de amainar en algo una realidad sin reversa.
Casi todo lo que hace que el mundo se mueva, está relacionado con la energía y en ese abanico de posibilidades y soluciones, las energías renovables serán las grandes protagonistas; los ojos del mundo centran una mirada esperanzadora en las fuentes renovables, en las no convencionales, aquellas que no contaminan o que lo hacen en un porcentaje muy reducido, permitiendo que el Planeta siga funcionando bajo el concepto de la carbononeutralidad.
En este contexto, los cinco continentes, unos con mayor énfasis que otros, están comenzando a atender las necesidades de las poblaciones, con base en este tipo de energías y empezando a desplazar el uso de los combustibles fósiles tradicionales que durante décadas han llevado a la humanidad a un contraste: por un lado, a avances tecnológicos inusitados, y por el otro, a la destrucción de nuestro hogar natural, el Planeta Tierra.
Paradójicamente, durante la preparación de esta edición de Energías Renovables, nuestra amada Colombia, así como muchos otros países del Mundo, no se ha escapado a los inclementes efectos del cambio climático. A nuestra tierra la abruma una temporada seca que se ha extendido por más de 6 meses, llevando a estados históricamente críticos los embalses, tanto los de consumo humano como los de generación eléctrica, ocasionando ya racionamientos de agua, sin descartar un posible racionamiento de energía.
Paralelamente, naciones como Brasil, afrontan en este momento inundaciones inusitadas en poblaciones como Porto Alegre, donde, al momento del cierre de esta edición, se registran más de 100 víctimas mortales a causa de las violentas lluvias. Igualmente, en Michigan, Estados Unidos, se acaba de declarar estado de emergencia por los efectos de tres tornados que destruyeron viviendas y de paso quebraron en segundos varios árboles como si fueran figuras de cartón.
Volviendo al caso puntual de Colombia, la crisis del año 92 que generó un racionamiento a nivel nacional, ocasionado en gran parte por el pésimo manejo gubernamental e institucional del sector eléctrico, e intensificado por un Fenómeno del Niño (hasta ese momento el más crítico en la historia del país), llevaron al sector eléctrico al límite; se tocó fondo y por esa razón “sí o sí” fue necesario replantear las reglas de juego, obligando a descentralizar los negocios de la generación, transmisión distribución y comercialización de energía, para apuntarle a un país menos hidrodependiente en lo energético, donde las cosas empezarán a funcionar de forma más organizada, democrática, en beneficio de toda la población colombiana.
Este 2024 se cumplen ya 30 años de la sanción de las leyes Eléctrica (143) y de Servicios Públicos Domiciliarios (142) de 1994, estos marcos regulatorios, que con todo y las dificultades o errores que hayan podido presentar a lo largo de tres décadas, sí han dado frutos muy positivos y han permitido que más del 80% de la población del territorio colombiano disfrute de un servicio de energía eléctrica.
El Gobierno nacional, a través de la cartera de Minas y Energía, debería estar enfocado en revisar e implementar soluciones de fondo para mejorar el servicio, en procurar tarifas de energía más justas, concentrado en atender a ese porcentaje desatendido, especialmente de las ZNI, y en actualizar el marco regulatorio vigente, haciéndolo más acorde a la realidad… no destruyendo sino mejorando, todo esto dentro del contexto de la transición energética.
Sin embargo, estos frutos hoy se están destruyendo y se quieren desconocer por parte del Ejecutivo, dejando al descubierto un panorama no muy esperanzador. En los casi dos años de gestión del gobierno de turno y del Ministerio de Minas y Energía, han sido evidentes el estancamiento y el retroceso del sector y por ende del país. Recordemos que la energía es el desarrollo de los pueblos, sin energía no hay progreso, por tanto, la crisis que estamos viviendo desde el punto de vista climático, además del desgreño administrativo que se ha intensificado en los dos últimos años en materia energética, nuevamente están haciendo tambalear al sector y al país.
Lo anterior en realidad es bastante preocupante, porque se han dejado de emprender acciones y las pocas que se han adelantado no son acciones de fondo ni contundentes, sino pañitos de agua tibia. Evidentemente, el Gobierno nacional no está brindando señales claras ni atractivas para los inversionistas y desarrolladores de los proyectos que necesita el país. Por el contrario, se están cambiando las reglas de juego, lo cual viene espantando la inversión, ralentizando los proyectos, y desajustando totalmente los cronogramas previstos, deteriorando el servicio y aumentando las tarifas.
En la búsqueda de más argumentos, es suficiente revisar ejercicios como las subastas de energía: las que se dieron en el cuatrienio anterior fueron desatendidas en esta nueva administración y perdieron impulso, pues los proyectos no entraron a tiempo o quedaron desérticos, implicando los primeros pasos en reversa.
A lo anterior, se suma la reciente subasta realizada a comienzos de este año, la de Cargo por Confiabilidad, a través de la cual se asignaron 4.400 MW para el período 2027 - 2028, los cuales, según los expertos consultados por este medio de comunicación a través de su espacio Hablemos de Energía (YouTube), esa asignación es insuficiente para atender la demanda en los próximos años. Además, el mecanismo aplicado para ese reciente proceso de subasta pone en evidencia que no ha sido el más efectivo y necesariamente tendría que revisarse para futuros procesos.
Otra gran conclusión es que no se trata de programar una subasta por programarla y hacer unas asignaciones dentro de un evento protocolario que al final se cierra con una foto social, este no debe ser el objetivo último, pues estamos hablando de un sector netamente técnico, definitivo para el progreso del país, que requiere manejarse con ese mismo rigor, sin perder la tecnicidad, la transparencia, y la seriedad con las cuales se venía manejando desde 1994.
Otro tema que preocupa grandemente y que no podemos dejar de mencionar en este editorial es definitivamente la improvisación con la cual se viene manejando la Comisión de Regulación de Energía y Gas, pues es un total despropósito que la propia Presidencia de la República quiera asumir las funciones de este ente, creado justamente para mantener su independencia, con una estructura objetiva, robusta y netamente técnica. Prácticamente han sido dos años áridos, donde, a pesar del clamor de los agentes del sector, el llamado de la Procuraduría, la Contraloría, y hasta del Consejo de Estado, inexplicablemente la CREG sigue operando a medias, incompleta en su número de comisionados (deben ser 6), y los que llegan son vinculados en condición de interinidad; esto pareciera ser más por capricho y negligencia del Ejecutivo, para poner “el palo en la rueda” al funcionamiento de la comisión, de cuyas decisiones depende definitivamente la estabilidad energética de todo un país de más de 50 millones de personas.
Si le estamos apuntando, como lo argumentan los procesos de subasta -por lo menos en el papel que todo lo aguanta-, a que antes de finalizar 2030 nuestra matriz energética empiece a equilibrar las cargas, bajando la dependencia hidroeléctrica a un 50%, y aumentando la oferta de energías renovables para que soporten dicha matriz en un 40%, la pregunta es: ¿de la forma como se está manejando el sector, vamos a cumplir con el objetivo?
No podemos esperar mejores resultados haciendo siempre lo mismo, haciendo menos o haciendo las cosas peor. Este editorial recoge entonces la preocupación de muchos, si no todos los agentes de la cadena (Generación, Transmisión, Distribución, Comercialización y Usuarios) quienes se preguntan cada vez con más incertidumbre ¿hacia dónde va este sector y qué futuro le espera en el corto, mediano y largo plazo?