La movilidad eléctrica ha llegado para quedarse en el mundo, y Latinoamérica por supuesto que no es la excepción, especialmente en países como México, Colombia, Brasil y Chile, donde su avance ha sido notorio, principalmente en el ámbito del transporte público. Los impulsos a través de incentivos estatales y la inversión privada, han permitido que hoy exista una hoja de ruta con un objetivo claro en el horizonte: la descarbonización del transporte.
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