La transición energética sólo será posible con gradualidad, planeación técnica y coherencia con la realidad del país

La transición energética sólo será posible con gradualidad, planeación técnica  y coherencia con la realidad del país

Nuevamente nos complace presentarles la edición anual especial sobre energía solar, ya en su sexta versión, que circula justo en momentos en que Colombia está transitando por el Fenómeno del Niño, anunciado desde hace varios meses, el cual ya está dejando ver sus efectos: por un lado, altas temperaturas que han llegado a ocasionar sequías e incendios en varias regiones del país; por el otro, severas hidrologías que han impactado diferentes departamentos con inundaciones, avalanchas, fuertes vientos, y ocasionando penosas afectaciones a las comunidades.

La AIE reconoce que Colombia se ha convertido en un líder en la formulación de políticas de transición a energías limpias y es un ejemplo inspirador de un país productor de combustibles fósiles comprometido con la acción climática. Sin embargo, el gobierno de Gustavo Petro no puede desconocer que para llevar a cabo esa transición energética justa debe hacerlo de forma gradual; debe reconocer la importancia de los recursos provenientes de las regalías del petróleo las cuales permitirán pagar materializar la transición.

La generación solar es una alternativa muy valiosa para llevar energía de calidad, con tarifas justas, mitigando el impacto ambiental, a usuarios residenciales, industriales y comerciales, y muy particularmente a las poblaciones más apartadas que tal vez nunca han tenido el privilegio de gozar del servicio eléctrico. En contraste, es indispensable proyectar el futuro energético del país, sin perder de vista la autonomía energética, ni desconocer el respaldo que nos brindan las centrales térmicas, especialmente en momentos de fragilidad climática como la que puede representar este Fenómeno del Niño.

En este contexto, también es importante que el gobierno nacional escuche la voz del sector privado y los gremios, pues no puede desconocer que la reestructuración del sector eléctrico en la década de los 90 fue supremamente acertada, con el respaldo de las leyes Eléctrica y de Servicios Públicos, rescatándolo del desgreño en el cual había caído, aportando grandes beneficios para el país y para gran parte de la población.

Por lo anterior, la invitación es a seguir caminando en pro de materializar la tan anhelada transición energética hacia las energías limpias y la descarbonización, haciéndolo de forma gradual, responsable, y mancomunada, con una planeación técnica, coherente, que se ajuste a la realidad del país. De lo contrario, la terquedad del discurso filosófico sin fundamento ni visión, nos puede abocar a un salto al vacío y a un seguro descalabro.

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