Las economías y los sectores salen adelante siempre y cuando cuenten con la iniciativa gubernamental, respaldada por marcos regulatorios robustos. Si una nación carece de esos dos pilares, definitivamente los subsectores decrecen, las economías se impactan, los usuarios se afectan y se precipitan los retrocesos. Eso justamente es lo que evidenciamos en esta edición, demostrado con hechos concretos, actuales y reales.
En primer lugar, a través del Informe Especial, centrado en la Movilidad Sostenible, es gratificante conocer el reciente reporte de Fenalco y la ANDI el cual señala que Colombia alcanzó récord en ventas de vehículos eléctricos (293%) e híbridos (76%) en 2024, en comparación con diciembre de 2023, alcanzando el mejor registro histórico mensual.
Haciendo Eco de esta noticia, un informe de BloombergNEF ubica a nuestro país como el tercer mercado automotriz más importante de América Latina, superado sólo por Brasil y México. Estos son datos alentadores y de aplaudir que responden en gran medida a las decisiones estatales tomadas en años anteriores y amparadas por marcos regulatorios que han estimulado al sector automotor basado en tecnologías más amigables con el ambiente.
En contraste, en el orden global, mientras China se esfuerza por conservar la supremacía en el mercado de los vehículos eléctricos en el mundo, Estados Unidos pierde celeridad, pues el Presidente Donald Trump revocó un decreto firmado en 2021 por Joe Biden, a través del cual se buscaba asegurar que la mitad de los vehículos nuevos vendidos para 2030 fueran eléctricos, con la asignación de subsidios federales.
La analogía con el sector automotor la encontramos en la crítica situación por la que atraviesa el sector energético colombiano. Da tristeza ver cómo un sector y un modelo que han sido “de mostrar”, ejemplo para otros países del mundo en las tres últimas décadas, hoy ha recaído en el “desgreño” que reinó hasta antes de 1992; esto, por las equivocadas decisiones del gobierno de Gustavo Petro, por la terquedad en querer gobernar a su estilo a punta de decretos inconsistentes, sin rigor técnico ni argumentación válida.
La incoherencia en política energética, el desconocimiento del sector, la improvisación, y la inexistencia de una hoja de ruta, han desencadenado un choque de trenes entre empresarios y gobiernos, han obligado a incrementos en las tarifas de energía y gas que su hubieran podido evitar si el capitán del barco se hubiera concentrado en lo que le tocaba hacer: GOBERNAR… no por redes sociales sino en cuerpo, alma y con la mente lúcida.
Para no extenderme más, recojo las sentidas palabras de los gremios del sector (incluidas en un reportaje en la sección de actualidad): “Si el gobierno no hace gestión ni toma decisiones, vamos a tener apagón”, esta es una innegable realidad, así el Presidente y el Ministro de Minas y Energía se empecinen en negarlo, e insistan en desconocer que Colombia ya ha perdido su soberanía energética.