Resumen
Este documento presenta reflexiones que involucran diversos temas, como el recurso energético, las energías limpias, la eficiencia energética y la sostenibilidad, todos ellos en el contexto colombiano. Se indican aspectos generales sobre los consumos de energía en Colombia, así como también, las posibilidades de consumir de mejor manera la energía y de manera particular en nuestros hogares, lugares en los que actualmente pasan gran parte de nuestro tiempo. Finalmente, se menciona el gran reto acerca de tener energías limpias, darles un buen uso y de esta manera propiciar un mejor futuro.
Abstract
This document presents reflections that involve various topics, such as energy resources, clean energy, energy efficiency and sustainability, all of them in the Colombian context. General aspects about energy consumption in Colombia are indicated, as well as the possibilities of consuming energy in a better way and in a particular way in our homes, places where we currently spend much of our time. Finally, the great challenge of having clean energy, putting it to good use and thus promoting a better future is mentioned.
Introducción
Hay dos áreas de las ciencias que conllevan actividades en las cuales podemos enfocar nuestra mirada a tiempos pretéritos: por un lado, la arqueología y, en otro tanto, la astronomía. Desde ambas perspectivas, nos trasladamos por diversas escalas del tiempo a acciones y hechos que sucedieron previamente y que configuran nuestra civilización, gracias a la evolución y al desarrollo de nuestra especie Homo Sapiens con su capacidad de aprender, comunicarse y posteriormente, de generar conocimiento.
Aunque parezca extraño, un astrónomo y cualquier persona en general, cuando tienen la oportunidad de ver las estrellas en una noche con un clima y en un lugar favorable o cotidianamente cuando percibimos nuestro sol -una de las tantas estrellas del universo que es fuente de vida y energía en nuestro Planeta-, en realidad estamos mirando el pasado: la luz del Sol se toma 8,3 minutos para llegar hasta la Tierra. Esto significa que siempre vemos el Sol como era hace 8,3 minutos en el pasado [1].
Por supuesto, el arqueólogo en su quehacer diario está describiendo e interpretando las civilizaciones antiguas a través de los monumentos, las obras de arte, los utensilios y los documentos que de ellas se han conservado hasta la actualidad [2].
Recurso energético
En sintonía con lo anterior, y regresando al título de este texto, cuando pensamos en el recurso energético colombiano y un tema bastante actual como lo es la sostenibilidad, dejamos por un momento una perspectiva acaecida y nos proyectamos al futuro, con el precedente, como es natural, de que nuestras acciones actuales repercuten en nuestro tiempo por venir.
Los hábitos de consumo del pasado cercano -desde la primera revolución industrial-, asociado a procesos fuertes de industrialización iniciados en el continente europeo y posteriormente en América del Norte, del crecimiento poblacional, la urbanización y el uso de los combustibles fósiles, etc., han llevado a que el consumo de energía aumente significativamente con el pasar de los años, al punto que a nivel mundial en el 2018, el consumo final de energía fue de 9,938 millones de toneladas equivalentes de petróleo, duplicándose con respecto al consumo registrado en 1973. Este aumento del recurso energético trae, a su vez, la afectación al medio ambiente [3], dada la evidencia científica sobre el cambio climático atribuible a actividades antropogénicas.
Sobre el anterior punto nos detenemos por un momento, con el fin de reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo de energía y, al fin de cuentas, para tomar consciencia de la forma en que utilizamos el recurso energético, del uso y abuso del que somos responsables. Para el caso colombiano, el Plan Energético Nacional 2020- 2050 [4] informa que los mayores consumos de energía se presentan así: sector de transporte con un 43%, sector industrial con un 24%, sector residencial con un 22% y otros consumos en menores proporciones.
Eficiencia Energética
En el anterior párrafo se presenta en términos generales y macro, de donde se infieren las oportunidades inmensas para contribuir con la gestión adecuada del recurso energético, por ejemplo, en el sector transporte (movilidad eléctrica, recambio de flotas de buses, etc.). Ahora bien, desde un nivel pequeño o de impacto directo en nuestros hogares y, dada la coyuntura de la vida actual (cuarentenas, problemas con el tráfico en las grandes ciudades latinoamericanas, home office, etc.), nuestros hogares se han convertido en un espacio dedicado al trabajo, al estudio, al esparcimiento, entre otras categorías, siendo el primer lugar para fomentar ahorros de energía, mediante acciones como la utilización de la iluminación necesaria (casi el 15% de la energía eléctrica en el mundo se destina a la iluminación) o desconectando los electrodomésticos, si estos no están en funcionamiento (para evitar consumos fantasmas) [5].
Consumos stand by
Son aquellos que, literalmente, están ahí pero no los vemos (como los fantasmas), ni los medimos o gestionamos, y se presentan cuando tenemos el electrodoméstico apagado, pero aún conectado a la toma eléctrica, quedan alerta en espera de volver a ser encendidos. Son un despilfarro de energía -también los nombran consumos vampiros- y vistos por unidad habitacional, no son significativos, pero suman una cantidad considerable de energía que se pudiera ahorrar.
Podríamos ejemplificar mediante cifras: el consumo promedio de un hogar a más de 1.000 msnm en ciudades como Bogotá, Medellín o Tunja, corresponde a 193 kWh mes (según publicaciones de la UPME en sus redes sociales). A su vez, referentes internacionales e información de mercado (UPME) indican que estos consumos fantasmas representan el 10% del consumo de energía eléctrica de un hogar, obteniéndose así una cifra de 19,3 kWh mes.
Pensemos en una ciudad como Medellín, donde en el 2020 se contabilizaron 892.151 unidades de vivienda [6]. Con el anterior dato, estipulamos el consumo durante todo el 2020 por concepto de consumos stand by en aproximadamente 206,6 GWh/año para la ciudad de Medellín.
Adicionalmente, si se tiene presente solamente el precio promedio ponderado de la energía en bolsa, producto de la subasta diaria de energía (sin tener en cuenta otros componentes como generación, distribución, pérdidas, etc.), se tuvo un valor de 255,11 COP/kWh [7]. Totalizando, para la ciudad de la eterna primavera, este consumo fantasma correspondió alrededor de unos $53.000 millones de pesos durante el 2020. Como si fuera poco, se hubieran dejado de emitir alrededor de 75.822 Ton de CO2, si esta energía se hubiera generado mediante fuentes limpias.
Energía y sociedad
Colombia apenas había incluido, por los lados del 2010, en su planeación energética, objetivos y metas de uso racional de la energía, atisbando desde entonces barreras como la falta de información en general, inconvenientes de acceso a capital, entre otros [8]. Este es un inconveniente al que se le ha venido trabajando, pero es también una parte de la tarea por hacer.
También, se contribuye a la sociedad y se proyecta un mejor futuro con el fomento y la garantía del acceso a la energía de aquellos grupos humanos desfavorecidos que aún no cuentan con este recurso y que podrían mejorar su calidad de vida si lo tuvieran. Es recordar a Bill Gates en su libro sobre el cambio climático, afirmando que “el mundo necesita generar más electricidad para que los desfavorecidos prosperen, pero sin emitir más gases de efecto invernadero, llevando a cero las emisiones” [9]. Y por qué no, es recordar toda la Zona No Interconectada (municipios, corregimientos, localidades y caseríos no conectados al Sistema Interconectado Nacional, según el Art. 1° de la Ley 855 de 2003) que en Colombia ocupa el 52% del territorio nacional y tienen grupos poblacionales en gran parte marginados del desarrollo, pero con oportunidades para mejorar sus condiciones sociales y económicas.
Sostenibilidad y energías limpias
La forma como nos relacionamos con nuestro entorno dice mucho del avance de nuestra sociedad. En la antigüedad, había armonía entre el ser humano y el medio ambiente, pero hoy esa avenencia está deteriorada (el caso del cambio de climático es el más dramático). Para salir de esta ruta sin sentido que nos lleva a la destrucción de nuestro hábitat, debemos mirar al futuro, pensando en opciones de generación de energía eléctrica limpia, amigables con el medio ambiente, con la utilización de fuentes renovables no convencionales como la eólica y la solar fotovoltaica (las de mayor potencial en Colombia pero no las únicas); que demandan de los gobiernos, las ONG, la academia, la industria, etc., de una mayor implementación e incentivos para que así nuestras pequeñas acciones diarias contribuyan a dejar a nuestras futuras generaciones un mundo mejor del que encontramos.
Conclusión
El esfuerzo de aportar energía limpia a la matriz energética en Colombia debe estar acompañado de la conciencia y responsabilidad de cada habitante. Podemos instalar unos paneles solares en nuestra vivienda y reducir el consumo de la energía proveniente de la red y aportar al medio ambiente, pero la tarea queda a mitad de camino si en nuestras viviendas consumimos sin eficiencia.
Sería generar energía limpia para despilfarrar en nuestros hogares por las ineficiencias y demás pérdidas de energía como los consumos fantasmas o los electrodomésticos viejos. Una vez establecidas las bases para un consumo eficiente de la energía, es mucho más factible sacarle el máximo provecho a la incorporación de las energías renovables no convencionales en las unidades habitaciones de las que hablábamos anteriormente.
En consecuencia, decimos que mirando el sol estamos viendo el pasado, pero a su vez, con pequeñas acciones como la eficiencia energética y la implementación de energías renovables no convencionales estamos avizorando el futuro, un mejor futuro.
Referencias
[1]. NASA, “Observando el pasado”. [En línea]. Available: https://spaceplace.nasa.gov/light-year/sp/#:~:text=Est%C3%A1%20a%20150%20millones%20de,para%20llegar%20hasta%20la%20Tierra [Último acceso: 22 03 2022].
[2]. Arqueología, “Definición de arqueología”. [En línea]. Available: https://definicion.de/arqueologia/ [Último acceso: 22 03 2022].
[3]. OLADE, “Situación del consumo energético a nivel mundial y para América Latina y el Caribe
(ALC) y sus perspectivas”. [En línea]. Available: https://www.olade.org/wp-content/uploads/2021/06/Situacion-del-consumo-energetico-a-nivel-mundial-y-para-America-Latina-y-el-Caribe-ALC-y-sus-perspectivas.pdf [Último acceso: 22 03 2022].
[4]. UPME, “PEN 2020 – 2050: Transformación energética para el desarrollo sostenible”. [En línea]. Available: https://www1.upme.gov.co/DemandayEficiencia/Paginas/PEN.aspx#:~:text=Plan%20Energ%C3%A9tico%20Nacional%20PEN%202020,los%20posibles%20caminos%20para%20alcanzarla [Último acceso: 22 03 2022].
[5]. Díaz Rodríguez, Carlos. Producción y demanda residencial de energía eléctrica en Colombia: más allá de lo técnico y económico. Editorial Universidad El Bosque, 2019, pp. 260.
[6]. Metrocuadrado, “¿Cómo se vive en Medellín?” [En línea]. Available: https://www.metrocuadrado.com/noticias/actualidad/como-se-vive-en-medellin-3857/ [Último acceso: 22 03 2022].
[7]. XM, “Precio de bolsa”. [En línea]. Available: https://www.xm.com.co/transacciones/cargo-por-confiabilidad/precio-de-bolsa-y-escasez [Último acceso: 22 03 2022].
[8]. Díaz Rodríguez, Carlos. Producción y demanda residencial de energía eléctrica en Colombia: más allá de lo técnico y económico. Editorial Universidad El Bosque, 2019, pp. 260.
[9]. Gates, Bill. Cómo evitar un desastre climático. Penguin Random House Grupo Editorial, 2021, pp. 16.
*Camilo Andrés Agudelo Sánchez:
Ingeniero Electricista, Especialista en Alta Gerencia Estratégica, Estudiante Especialización en Energías Alternativas, Profesional Operaciones Negocios de la Dirección Pequeñas Centrales Generación – EPM (
