Las energías renovables han acompañado a la humanidad en su desarrollo. Los molinos de viento para moler granos o bombear agua, la navegación a vela, la utilización del sol para el secado; son algunos de los ejemplos de la utilización de las energías renovables. Sin embargo, desde hace poco más de 200 años, con el comienzo de la revolución industrial, la humanidad tuvo un desarrollo vertiginoso, y la clave de este desarrollo se apoyó en la utilización de combustibles fósiles que, contrariamente al sol y al viento, se puede disponer de ellos cuando se los necesita. Esta capacidad que tienen las energías fósiles de combinar la producción con la necesidad, es lo que ha marcado su uso casi universal hasta ahora.
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