Esta última edición de 2021, ocupa toda nuestra atención en el tema de la movilidad eléctrica. Este ha sido un año diferente, no solo porque ha correspondido al segundo año de pandemia al cual se enfrenta el Planeta, sino porque ha marcado un antes y un después en la historia de nuestra humanidad. Como lo anunció el panel de expertos del cambio climático IPCC, a mediados de este 2021, es casi imposible alcanzar los objetivos trazados en el acuerdo de París, pues el calentamiento global ha dejado de ser una amenaza para convertirse en una realidad. El pasado 29 de julio (Earth Overshoot Day) se dio a conocer como la fecha concreta en que la demanda de servicios y demandas ecológicos excede a lo que la Tierra puede regenerar durante todo el año…es decir, el Planeta superó toda su capacidad.
A finales de octubre y los primeros 10 días de noviembre, tuvo lugar la COP26, en Glasgow Escocia. Como lo reseñamos en la edición 132 de Mundo Eléctrico, si bien durante la cumbre se plasmaron en el papel los compromisos de los casi 200 países que hacen parte de la ONU, para implementar medidas urgentes en pro de evitar una catástrofe mayor, la reunión dejó grandes sinsabores y vacíos, pues todo lo que se emprenda parece ser insuficiente para la realidad a la cual nos debemos enfrentar en las próximas décadas.
Sin embargo, uno de los temas que se constituyó en común denominador de la mayoría de los países que se hicieron presentes en la Cumbre del cambio climático, fue la intención de apostarle a la movilidad sostenible, donde los vehículos híbridos y eléctricos pueden tener un protagonismo positivo; y de paso, contribuir a mitigar los daños que le hemos ocasionado al único Planeta que tenemos.
Así lo registramos en esta edición especial, en la cual encontramos, cómo, en los cinco continentes, hay un interés en promover tecnologías de transporte más amigables con el ambiente. Ya son varios los países que le apuestan a un marco regulatorio en movilidad eléctrica, como es el caso de Chile, Panamá, Colombia, y Estados Unidos, por mencionar algunos. Esta intención se complementa con el propósito de contar con legislación y normatividad en materia de transición energética, donde se abre un gran abanico de posibilidades para las energías renovables, aplicadas a diversos sectores de la economía de muchos países, del mundo.
No obstante, este “Boom” de las energías alternativas y la movilidad eléctrica está exigiendo un manejo más adecuado y responsable por parte de los gobiernos, pues no deja de sorprender anuncios recientes como los de ACEA, donde se evidencia que, por ejemplo, los países de la Unión Europea le han apostado a estas tecnologías, pero se están quedando cortos para atender la creciente demanda, pues se demuestra un déficit en la capacidad instalada de los puntos de carga de vehículos eléctricos y queda al descubierto el uso de tecnologías que ya están quedando obsoletas.
Dentro de este contexto, sin duda la movilidad sostenible, y particularmente la de tipo eléctrico, se constituye en una herramienta estratégica ante el cambio climático, a la cual hay que apostarle, de manera seria, organizada y responsable.