La actual edición de la revista Mundo Eléctrico, se produce en circunstancias atípicas, pues cuando apenas, tanto Colombia como el Planeta entero empezaban a “levantar la cabeza”, para dar los primeros pasos hacia la recuperación por la pandemia (que sigue vigente), la nueva coyuntura bélica que hace tambalear al globo terráqueo, obliga a replantear todos los esquemas.
Recordemos que la mañana del jueves 24 de febrero de 2022, el mundo despertó con la noticia de que Rusia ordenaba una operación militar en Ucrania. Esta invasión, no es un hecho aislado geográficamente, sino un conflicto que, al filo de convertirse en la tercera guerra mundial, extiende sus destructivos tentáculos, prácticamente a los casi 200 países que conforman el planeta Tierra.
En este contexto, el tema energético tiene un rol protagónico, pues la supremacía rusa por su capacidad de producción de gas, petróleo, y carbón, le permiten seguir teniendo “el sartén por el mango”, incluso después de las innumerables sanciones con que varias potencias mundiales la han castigado, en represalia por su accionar beligerante. Esto pone en peligro la estabilidad mundial, pues con los recursos que Rusia obtiene por estos energéticos que provee a muchas naciones, financia el conflicto bélico con el que busca someter a Ucrania, y es un preaviso de futuros sometimientos a otros países vecinos e incluso a las principales naciones europeas.
A lo anterior, se suma otro agravante: la crisis climática, cuya mitigación ya estaba en tela de juicio, como se había concluido en la reciente cumbre COP 26, celebrada en Glasgow (Escocia), a finales de 2021. Para resumir, estos dos ingredientes, tanto el bélico como el climático, conforman quizás el cóctel más peligroso al cual se ha debido enfrentar la humanidad en toda su historia, reconociendo que los dos conflictos mencionados tienen un mismo origen: la adicción y uso indiscriminado de combustibles fósiles.
Este escenario que argumentamos a través de los distintos artículos de nuestro Informe Especial, nos llevan a concluir lo siguiente: Si bien, los cronogramas de la transición energética, (tanto locales como globales) se han visto impactados por los efectos de la guerra, por una pandemia de dos años y medio, y por la falta de decisión de varios gobiernos, la coyuntura actual también es la confirmación de que el mundo pide a gritos un cambio que no da espera: debe caminar hacia una Independencia energética, cimentada en las fuentes de energía renovables y limpias, desprendiéndose del yugo de los combustibles fósiles, que ya han ocasionado irreparables daños. Estamos en un punto de “no retorno”.